P. Orrente, The Crucifixion (1625), oil on canvas, Metropolitan Museum (New York)
Jesus spoke with authority. What He said was true. He also had authority because of Who He was. He was the Son of God, the Messiah. He said, “Love your enemies. Be kind to one another.” On the cross he asked his Father to forgive those who tortured him. He himself was a kind, loving person. He spoke about God’s kingdom and lived as the ideal member of that kingdom. He had authority, and He has authority, and He is calling us to speak for Him. He gives us authority. For us to exercise this authority both our words to be true and we must live as committed Christians. This is the point. Are we at least trying every day?
Jesus spoke with authority. This is today’s message and could be the starting point for our examination of conscience. Or the topic for our coffee time with the Lord. He was not like the scribes and pharisees. He was not two faced. He was not hypocritical. He didn’t have a dark side of his life that he kept hidden. He didn’t just speak the truth; He was the Truth Incarnate. Jesus gave orders to unclean spirits, and they obeyed him. It wasn’t the words that kicked the devil out, it was the person who spoke those words. He didn’t call us just to do some of the things He did, He called us to be His presence for others. So, we are called to destroy evil in our world, or at least in those around us. We cannot do this unless we are determined to be Christlike. Let us pray this weekend that we might be invested in the authority of Christ, an authority that flows not just from what we say, but from who we are as Christlike people • AE
Music to meditate
St. Dominic Catholic Church • Weekend Schedule
Saturday, January 27, 2024
10.00 a.m. Workshop for Altar Servers – Fr. Agustin
3.00 p.m. Sacrament of Reconciliation – Fr. Jaime.
5.00 p.m. Holy Mass (English) – Fr. Jaime.
Sunday, January 28, 2024
7.30 a.m. Holy Mass (English) – Fr. Agustin E.
10.00 a.m. Holy Mass (English) – Fr. Agustin E.
12.30 p.m. Holy Mass (English) – Fr. Jaime P.
3.00 p.m. Santa Misa – Fr. Jaime P.
IV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO (CICLO B)
Autor anónimo, Jesús echanndo un demonio fuera (1425), Morgan Library (New York)
La manera de enseñar que tenia Jesus provocó en la gente la impresión de que estaban ante algo desconocido y admirable. Jesús no enseñaba como los doctores de la Ley. Lo hacía con autoridad: su palabra liberaba a las personas de espíritus malignos. Y es que no hay que confundir autoridad con poder. El evangelista Marcos es muy preciso en su lenguaje. La palabra de Jesús no proviene del poder. Jesús no trata de imponer su propia voluntad sobre los demás. No enseña para controlar el comportamiento de la gente. No utiliza la coacción ni las amenazas. Su palabra no es como la de los doctores de la religión judía. No está revestida de poder institucional. Su autoridad nace de la fuerza del Espíritu. Proviene del amor a la gente y una profunda actitud de servicio. Jesús busca aliviar el sufrimiento, curar heridas, promover una vida más sana. Jesús no genera sumisión, infantilismo o pasividad. Libera de miedos, infunde confianza en Dios, anima a las personas a buscar un mundo nuevo. Y a ser felices.
Para nadie es un secreto que estamos viviendo una grave crisis de autoridad. Las homilías aburren. Las palabras están desgastadas. ¿No sería este el momento de volver a Jesús y aprender a enseñar como él lo hacía? La palabra de la Iglesia ha de nacer del amor real a las personas. La palabra de la Iglesia debería ser dicha después de una atenta escucha del sufrimiento que hay en el mundo, no antes. Ha de ser una palabra cercana, acogedora, capaz de acompañar la vida doliente del ser humano. Necesitamos una palabra más liberada de la seducción del poder y más llena de la fuerza del Espíritu. Una enseñanza nacida del respeto y la estima positiva de las personas, que genere esperanza y cure heridas. Sería grave que, dentro de la Iglesia, se escuchara una doctrina de doctores de ley, y no la palabra curadora de Jesús. Esa es la palabra que tanto necesitamos hoy para vivir • AE